Una historia conmovedora llena de esperanza
Netflix nos ha regalado esta primavera una maravilla! Un kdrama que es un tesoro! Ayer lo acabamos en familia y teníamos los ojos rojos de tanto llorar pero el corazón completamente satisfecho!!! Han sido 12 capítulos llenos de emociones: risas, lágrimas, tantos momentos emotivos y sanadores hay en este drama que podríamos llenar bastantes páginas. De principio a fin te identificas con los personajes (tanto los principales como los secundarios). Se ven tan reales, tan auténticos! Creo que el drama ha conectado con éxito con tantos espectadores porque nos hemos visto reflejados en sus vivencias, penas, alegrías, pérdidas, ilusiones. Es un drama que nos habla de esperanza, de no desistir frente a las dificultades, de perseguir tus sueños, las vocaciones perdidas, los anhelos del corazón e intentar ser felices.
También nos habla de la importancia de la familia, de esa familia de verdad que debería ser pilar fundamental de nuestra infancia y nuestra vida adulta, el hogar al que todos volvemos para encontrar calidez y consuelo. El Sr. Sim y su mujer, en su humilde estilo de vida, han construido un hogar así y eso es muy conmovedor y atractivo. Sus hijos y sus familias son personas normales, con sus cosas buenas y malas, con sus virtudes y defectos. Sus relaciones son como las de uno mismo, tienen sus luces y sombras, pero en medio de las dificultades y sinsabores de la vida encuentran en sus padres, ya mayores, ese refugio inmutable. El amor es palpable, es muy especial. Mi marido me dice: "Me he creido de verdad que esa pareja de ancianos eran marido y mujer y que tenían esos tres hijos".
Este cuadro ya de por si precioso y cálido se realza aún más al desarrollarse la historia principal: el Sr. Sim quiere aprender a bailar ballet a sus 70 años y en el camino de realizar su sueño se encontrará con Lee Chae Rok, un joven bailarín muy prometedor pero faltado de ilusíon y con un entorno familiar bastante complicado. Dos mundos diferentes (el de la juventud y el de la vejez) que se cruzan, dos personas que en principio no tienen nada en común pero que encontrarán la una en la otra lo que les falta para conseguir su felicidad. Su relación evoluciona a lo largo de los capítulos y nos da tantas escenas memorables, que el corazón nos explota de ternura: El Sr. Sim se convertirá para Chae Rok en su persona más importante, en el padre que le ha faltado, en su amigo y su mentor; su mujer en la madre amorosa que añora. Él a su vez, será el maestro para el anciano, su motor y su motivación para conseguir su último sueño. Me ha encantado el trio protagonista y los actores que lo han encarnado. El veterano Park In-hwan como Sr. Sim está espléndido, maravillosa Na Moon Hee como la voluntariosa y vital Sra Sim y el chico de moda de dramalandia, Song Kang se luce en el papel de joven bailarín y demuestra su versatilidad como actor más allá de Love alarm. La música es perfecta, la escenografía, la fotografía acompañan con sensibilidad cada momento. Los personajes secundarios de 10, el guión no decae en ningún momento y el final es tan precioso y esperanzador que no puedo sino felicitar de todo corazón a los que han permitido que este drama salga a la luz. El mundo necesita más historias como estas para sanar el corazón.
También nos habla de la importancia de la familia, de esa familia de verdad que debería ser pilar fundamental de nuestra infancia y nuestra vida adulta, el hogar al que todos volvemos para encontrar calidez y consuelo. El Sr. Sim y su mujer, en su humilde estilo de vida, han construido un hogar así y eso es muy conmovedor y atractivo. Sus hijos y sus familias son personas normales, con sus cosas buenas y malas, con sus virtudes y defectos. Sus relaciones son como las de uno mismo, tienen sus luces y sombras, pero en medio de las dificultades y sinsabores de la vida encuentran en sus padres, ya mayores, ese refugio inmutable. El amor es palpable, es muy especial. Mi marido me dice: "Me he creido de verdad que esa pareja de ancianos eran marido y mujer y que tenían esos tres hijos".
Este cuadro ya de por si precioso y cálido se realza aún más al desarrollarse la historia principal: el Sr. Sim quiere aprender a bailar ballet a sus 70 años y en el camino de realizar su sueño se encontrará con Lee Chae Rok, un joven bailarín muy prometedor pero faltado de ilusíon y con un entorno familiar bastante complicado. Dos mundos diferentes (el de la juventud y el de la vejez) que se cruzan, dos personas que en principio no tienen nada en común pero que encontrarán la una en la otra lo que les falta para conseguir su felicidad. Su relación evoluciona a lo largo de los capítulos y nos da tantas escenas memorables, que el corazón nos explota de ternura: El Sr. Sim se convertirá para Chae Rok en su persona más importante, en el padre que le ha faltado, en su amigo y su mentor; su mujer en la madre amorosa que añora. Él a su vez, será el maestro para el anciano, su motor y su motivación para conseguir su último sueño. Me ha encantado el trio protagonista y los actores que lo han encarnado. El veterano Park In-hwan como Sr. Sim está espléndido, maravillosa Na Moon Hee como la voluntariosa y vital Sra Sim y el chico de moda de dramalandia, Song Kang se luce en el papel de joven bailarín y demuestra su versatilidad como actor más allá de Love alarm. La música es perfecta, la escenografía, la fotografía acompañan con sensibilidad cada momento. Los personajes secundarios de 10, el guión no decae en ningún momento y el final es tan precioso y esperanzador que no puedo sino felicitar de todo corazón a los que han permitido que este drama salga a la luz. El mundo necesita más historias como estas para sanar el corazón.
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